TEMPUS FUGIT

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El tiempo es fugaz, volátil, inalmacenable. Su fugacidad es algo subjetivo, Lucho Gatica (Chile 1928, México 2018) nos canta en su célebre bolero: Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer… En este caso pide que se detenga. Es un sentimiento parecido, aunque por distintas razones, al que les ocurre a los jubilados en su afán de agrandar el horizonte vital inventando actividades, viven deprisa, deprisa.

¿Y cómo lo vive el que está en el corredor de la muerte a la espera de ser ejecutado? El reloj tradicional, el de agujas, marca tendencia. Para determinadas órdenes o instrucciones solo tienes que decir: en el sentido de las agujas del reloj. Pero solo hasta que aparecieron los relojes digitales que lo mismo avanzaban hacia delante que hacia atrás, ni a derechas ni a izquierdas. Tal es el caso del reloj digital que colocaron en el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou en vísperas del final del siglo XX. Bueno, no tan en vísperas porque la tarde del 10 de noviembre de 1989 marcaba que aún faltaban 319985309 segundos para terminar el siglo. Contaba hacia atrás. Por cierto, la noche antes en París se brindaba con lo que más a mano se tenía celebrando la caída del muro de la vergüenza en Berlín.

Como es fácil comprender, este invento de la cuenta atrás solo enmascara un aparente retroceso del tiempo. Pero como las ciencias adelantan que es una barbaridad, esta noticia que edito sí que puede confundirnos por parecerse a algo lo más cercano posible a la ficción. Apareció en marzo de 2019 en televisión; Regreso al pasado, científicos revierten el tiempo una fracción de segundo con un ordenador cuántico. Sobra decir que confieso mi ignorancia no ya en lo que significa sino en los términos explicativos: ¿ordenador cuántico?

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Descripción

Autoría: Luis Martínez Reche

Edición:

Edita/n: IEA

Descripción física: 268 pags; x cm.

Colección: ETNOGRAFÍA Y CULTURA POPULAR [CP]

Deposito legal: AL-2255-2021

ISBN: 978-84-8108-715-4